Gastón Cornejo Bascopé
He recibido un escrito de
homenaje al médico Dr. Víctor Félix Vidales Loza, recientemente fallecido en La
Paz a consecuencia de una infección de fiebre hemorrágica adquirida en
Caranavi, epidemia que ya comprometió la vida de otros dos seres humanos. En dicho homenaje se
inculpa al gobierno y a sus autoridades de este triste suceso.
Adhiriéndome a tal sentimiento,
manifestado con enojo y frustración
denunciando la situación deficitaria en salud de nuestro país, me permito
agregar a su escrito unas notas de historia de la medicina de las que puedo
testimoniar.
1959. Se comenta que un brote
primario hubiera sucedido en 1959 en la localidad de Yutiole con elevada
mortalidad de la población beniana de Guamayo que tuvo que quemar viviendas y
fugar.
1962. Entre los años 1962 y 63 dirigió la
investigación el experto Dr. Ronald Mackenzie de la American Research Unit MARU
invitado al área epidémica. Se obtuvieron sueros y aprovecharon los informes de
los doctores Edilberto Antezana (condiscípulo salubrista muy querido) y Nemesio
Torres Muñoz. Se instaló un laboratorio con la ayuda del hospital Gorgas de la
zona del canal de Panamá y la Universidad Maryland, descubriéndose el virus
“Machupo” primero, luego el reservorio y la forma de contagio indirecto por la
orina del roedor en los alimentos, se describió también el contagio directo
ratificado en Cochabamba.
1964. El Servicio Cooperativo
de Salud de Cochabamba organizó una comisión voluntaria de investigación
científica, integrada por el Dr. Eduardo Saracho López, salubrista y la Dra.
Lily Cornejo Bascopé, bioquímica-laboratorista, (recordada y entrañable
hermana); ambos partieron a San Joaquín acompañados de cinco estudiantes de
cursos superiores de medicina.
Cuando arribaron encontraron
dos comisiones de investigadores americanos y brasileros, además de personeros
del ministerio de salud. Los dirigían –afirma el Dr. Saracho- el doctor Barbosa y el médico religioso Dr.
Floriabendi. Visitaron el hospital encontrándolo lleno de enfermos graves
atendidos solamente por una auxiliar, enfermera del lugar, la Sra. Corina
Ojopi. Les llamó la atención que no habían niños habían sido todos evacuados.
Pidieron por el director Dr.
Carlos Rioja, quien ofreció convocar a todos los profesionales a una reunión a
la mañana siguiente. Por el informe del Dr. Saracho se sabe que existieron
graves disidencias entre los profesionales brasileros y las autoridades del
ministerio de salud a cargo del Dr. Nemesio
Torres Muñoz y que los brasileros y el virólogo incluido partieron resentidos
al Brasil.
El material del ministerio
encontrado era pésimo, las agujas de plomo no servían para extraer muestras de
sangre para las jeringas brasileras al
vacío, perdieron utilidad así como los ratones de experimentación que llevó la
Dra. Cornejo. Los médicos americanos expertos ya habían llegado prontamente al
diagnóstico epidemiológico, descubrieron el ciclo de la rata Callomis Callosus
que en Argentina trasmitía el virus “Junín”, en San Joaquín le dieron el nombre
de “Machupo”. Las frecuentes lluvias inundaron y arrastraron el vector a las
casas donde encontraron la alimentación adecuada de cereales almacenados en el
suelo. Del sur de la población donde las casas estaban más próximas al monte
surgían los enfermos.
El Dr. Saracho concluye su
informe: “Se despejó el monte y no se
presentaron más casos. La valiente y eficiente colaboradora Dra. Lily Cornejo
sacrificó los ratones de experimentación y volvimos a Cochabamba”.
Pero antes de su retorno, luego
de tres semanas de intensa labor humanitaria, ofrecieron cuidados básicos a los
pacientes; sueroterapia a profusión, analgésicos, estreptocarbotiazol, eventual
transfusión de sangre. El director Dr.
Rioja aventuró la peregrina idea de que “la
sueroterapia no tenía utilidad alguna y que más bien morían más rápido”. Sin
embargo, en su estancia, vieron morir a muchos pacientes incluyendo al militar
que los recibió como jefe de la plaza de San Joaquín quien desplegaba intensa y
heroica labor de colaboración. Conocieron el caso del médico americano Dr.
Meyer a quien se erigió un busto de homenaje; un alojado de su hotel les anunció:
“voy a hospitalizarme”, falleció al
amanecer del próximo día.
1971. A mediados de 1971,
sucedió el brote de esta grave enfermedad viral oculta al interior de los
intestinos de la rata Callomis Callusus en San Joaquín. Beni que llegó a
Cochabamba.
Se tipificó el primer caso de
Cochabamba; en una joven beniana estudiante de enfermería llamada Carmen Ojopi,
oriunda de San Joaquín. Su tía doña Justa, eficiente empleada doméstica del Dr.
Augusto Guzmán Rivero, reconocido colega anestesiólogo y entrañable hermano de afectos)
la visitó cuando ella cursaba con un estado gripal. Utilizó su propio pañuelo para
restañar la epistaxis del primer caso epidémico. El contagio fue directo
A los pocos días ambas personas
fallecieron con síntomas febriles y hemorrágicos graves. Fue la esposa, doña Marina
Ibañez de Guzmán quien orientó el diagnóstico y la alarma médica.
La enfermera que las cuidó, la Lic.
Mirna Salinas presentó idéntica sintomatología falleció prontamente. Se efectuó
en ella una autopsia diagnóstica inmediata. Lamentablemente durante el procedimiento
efectuado por los doctores especializados en Colombia, Donato Aguilar,
patólogo, Orlando Canedo, urólogo y José Luis Pérez, cirujano, sucedió un
accidente, un corte accidental hirió un dedo del patólogo, ocurrió la
contaminación y el Dr. Donato Aguilar, a pesar de su internación precoz y buen
cuidado, falleció. Parece que alguna otra estudiante que enfermó y partió al
Chaco también falleció.
Mi esposa, Teresa Reyes Blanco,
entonces estudiante de enfermería presentó síntomas iniciales y gracias a los
cuidados médicos de los doctores Julio Rodríguez Rivas y Gastón Moscoco Zamora
logró su curación. Recuerda que le
administraban un fármaco importado de Panamá titulado “Ductin” Y
“Gamaglobulina” estimulantes de la defensa inmunitaria.
Se controló el brote despejando
marañas boscosas de posible nidación del vector periurbanas en San Joaquín y
enviando multitud de gatos en aviones del LAB y echándolos a la selva para
restaurar el equilibrio biológico natural.
La enfermedad tropical de San
Joaquín, tanto en el Beni como en Cochabamba y ahora en La Paz, cobró la vida
de seres inocentes, enfermeras y médicos, nacionales y extranjeros, todos ellos
deben considerarse HÉROES DE LA MEDICINA BOLIVIANA. La Dra. Mirna Salinas, el Dr. Donato Aguilar,
el Dr. Orlando Canedo, el Dr. José Luis Pérez, el Dr. Eduardo Saracho, la Dra. Lily
Cornejo, los estudiantes universitarios, el norteamericano Dr. Meyer, los del
brote de Caranavi tres médicos uno de los cuales aún lucha en terapia intensiva,
todos aquellos que trabajaron in situ, investigando, aliviando el sufrimiento
de los contagiados, priorizaron su vocación a un eventual contagio mortal.
La historia consigna casos de
verdadero sacrificio humanitario, el del cirujano español Joseph Salvani y
Lleopard que concluyó su obra muriendo en Cochabamba a inicios de 1809 luego de
vacunar a miles de niños contra la Viruela; Benjamín Carrión del Perú que se
auto inoculó la verruga mortal; los médicos y enfermeras nombrados y los
actuales, reitero, héroes de la epidemia de Caranavi 2019 debieran ser
distinguidos por la mejor historia de nobleza humana Vidales, Ortiz etc.
Es importante precisar que la
causa de esta grave epidemia tropical, además de las precisadas, la rata
Callosus en población murina desbordante por la caza de felinos en depresión
poblacional, infestación del virus Machupo a los alimentos por desaseo y malos
hábitos alimentarios e higiénicos, inciden otros muchos factores ambientales,
sequías e inundaciones además de la responsabilidad política de las autoridades
de salud a quienes se les debe atribuir una deficiente planificación nacional de
salud, controlando y evitando los brotes y la reactivación de focos recesivos
infecto-contagiosos, control de vectores, seguridad alimentaria, educación e
higiene.
En cuanto lo ecológico,
protección de los bosques, control de los depredadores humanos madereros
deforestadores; cocaleros destructores de la floresta, invasores de los parques
y reservas naturales; cazadores de felinos, comerciantes de especies silvestres
y a la ignorancia y desaseo del pueblo y sus autoridades mediante proyectos de
salud muy bien definidos. planificados y ejecutados por el SNS Servicio
Nacional de Salud, entidad nacional de jerarquía profesional y autónoma,
muy diferente al Servicio Único de Salud, de naturaleza política partidaria
que debe ser rechazado.
Sobre estos últimos puntos
nadie debate, situación que compromete a la sociedad en la culpabilidad. Ningún
boliviano se pronunció ante la construcción de las represas de Jirao - San
Antonio en nuestro río fundamental Madera. Y los biocombustibles, los
transgénicos, el camino por el Tipnis, la intervención de las áreas protegidas,
contaminación por hidrocarburos; ¡megarepresas, glyfosato, Odebrech, OAS,
Chaparina, Bakovic!
Gastón Cornejo Bascope
Cochabamba, julio, 2019
BIBIOGRAFÍA
Memorias del
Dr. Eduardo Saracho López (Para la Dra.
Lily con toco cariño. Bertha Torres Ortiz de Saracho
Memorias de la Dra. Lily Cornejo Bascope
Informe científico. Archivo familiar
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