miércoles, 17 de julio de 2019

FIEBRE HEMORRÁGICADE SAN JOAQUÍN. UNA PÁGINA GRAVE EN LA HISTORIA DE LA MEDICINA NACIONAL


Gastón Cornejo Bascopé
He recibido un escrito de homenaje al médico Dr. Víctor Félix Vidales Loza, recientemente fallecido en La Paz a consecuencia de una infección de fiebre hemorrágica adquirida en Caranavi, epidemia que ya comprometió la vida de  otros dos seres humanos. En dicho homenaje se inculpa al gobierno y a sus autoridades de este triste suceso.
Adhiriéndome a tal sentimiento, manifestado con enojo y frustración  denunciando la situación deficitaria en salud de nuestro país, me permito agregar a su escrito unas notas de historia de la medicina de las que puedo testimoniar.
1959. Se comenta que un brote primario hubiera sucedido en 1959 en la localidad de Yutiole con elevada mortalidad de la población beniana de Guamayo que tuvo que quemar viviendas y fugar. 
1962. Entre los años 1962 y 63 dirigió la investigación el experto Dr. Ronald Mackenzie de la American Research Unit MARU invitado al área epidémica. Se obtuvieron sueros y aprovecharon los informes de los doctores Edilberto Antezana (condiscípulo salubrista muy querido) y Nemesio Torres Muñoz. Se instaló un laboratorio con la ayuda del hospital Gorgas de la zona del canal de Panamá y la Universidad Maryland, descubriéndose el virus “Machupo” primero, luego el reservorio y la forma de contagio indirecto por la orina del roedor en los alimentos, se describió también el contagio directo ratificado en Cochabamba.
1964. El Servicio Cooperativo de Salud de Cochabamba organizó una comisión voluntaria de investigación científica, integrada por el Dr. Eduardo Saracho López, salubrista y la Dra. Lily Cornejo Bascopé, bioquímica-laboratorista, (recordada y entrañable hermana); ambos partieron a San Joaquín acompañados de cinco estudiantes de cursos superiores de medicina.
Cuando arribaron encontraron dos comisiones de investigadores americanos y brasileros, además de personeros del ministerio de salud. Los dirigían –afirma el Dr. Saracho-  el doctor Barbosa y el médico religioso Dr. Floriabendi. Visitaron el hospital encontrándolo lleno de enfermos graves atendidos solamente por una auxiliar, enfermera del lugar, la Sra. Corina Ojopi. Les llamó la atención que no habían niños habían sido todos evacuados.
Pidieron por el director Dr. Carlos Rioja, quien ofreció convocar a todos los profesionales a una reunión a la mañana siguiente. Por el informe del Dr. Saracho se sabe que existieron graves disidencias entre los profesionales brasileros y las autoridades del ministerio de salud  a cargo del Dr. Nemesio Torres Muñoz y que los brasileros y el virólogo incluido partieron resentidos al Brasil.
El material del ministerio encontrado era pésimo, las agujas de plomo no servían para extraer muestras de sangre  para las jeringas brasileras al vacío, perdieron utilidad así como los ratones de experimentación que llevó la Dra. Cornejo. Los médicos americanos expertos ya habían llegado prontamente al diagnóstico epidemiológico, descubrieron el ciclo de la rata Callomis Callosus que en Argentina trasmitía el virus “Junín”, en San Joaquín le dieron el nombre de “Machupo”. Las frecuentes lluvias inundaron y arrastraron el vector a las casas donde encontraron la alimentación adecuada de cereales almacenados en el suelo. Del sur de la población donde las casas estaban más próximas al monte surgían los enfermos.
El Dr. Saracho concluye su informe: “Se despejó el monte y no se presentaron más casos. La valiente y eficiente colaboradora Dra. Lily Cornejo sacrificó los ratones de experimentación y volvimos a Cochabamba”.
Pero antes de su retorno, luego de tres semanas de intensa labor humanitaria, ofrecieron cuidados básicos a los pacientes; sueroterapia a profusión, analgésicos, estreptocarbotiazol, eventual transfusión de sangre. El director  Dr. Rioja aventuró la peregrina idea de que “la sueroterapia no tenía utilidad alguna y que más bien morían más rápido”. Sin embargo, en su estancia, vieron morir a muchos pacientes incluyendo al militar que los recibió como jefe de la plaza de San Joaquín quien desplegaba intensa y heroica labor de colaboración. Conocieron el caso del médico americano Dr. Meyer a quien se erigió un busto de homenaje; un alojado de su hotel les anunció: “voy a hospitalizarme”, falleció al amanecer del próximo día.
1971. A mediados de 1971, sucedió el brote de esta grave enfermedad viral oculta al interior de los intestinos de la rata Callomis Callusus en San Joaquín. Beni que llegó a Cochabamba.
Se tipificó el primer caso de Cochabamba; en una joven beniana estudiante de enfermería llamada Carmen Ojopi, oriunda de San Joaquín. Su tía doña Justa, eficiente empleada doméstica del Dr. Augusto Guzmán Rivero, reconocido colega anestesiólogo y entrañable hermano de afectos) la visitó cuando ella cursaba con un estado gripal. Utilizó su propio pañuelo para restañar la epistaxis del primer caso epidémico. El contagio fue directo
A los pocos días ambas personas fallecieron con síntomas febriles y hemorrágicos graves. Fue la esposa, doña Marina Ibañez de Guzmán quien orientó el diagnóstico y la alarma médica.
La enfermera que las cuidó, la Lic. Mirna Salinas presentó idéntica sintomatología falleció prontamente. Se efectuó en ella una autopsia diagnóstica inmediata. Lamentablemente durante el procedimiento efectuado por los doctores especializados en Colombia, Donato Aguilar, patólogo, Orlando Canedo, urólogo y José Luis Pérez, cirujano, sucedió un accidente, un corte accidental hirió un dedo del patólogo, ocurrió la contaminación y el Dr. Donato Aguilar, a pesar de su internación precoz y buen cuidado, falleció. Parece que alguna otra estudiante que enfermó y partió al Chaco también falleció.
Mi esposa, Teresa Reyes Blanco, entonces estudiante de enfermería presentó síntomas iniciales y gracias a los cuidados médicos de los doctores Julio Rodríguez Rivas y Gastón Moscoco Zamora logró su curación.  Recuerda que le administraban un fármaco importado de Panamá titulado “Ductin” Y “Gamaglobulina” estimulantes de la defensa inmunitaria.
Se controló el brote despejando marañas boscosas de posible nidación del vector periurbanas en San Joaquín y enviando multitud de gatos en aviones del LAB y echándolos a la selva para restaurar el equilibrio biológico natural.
La enfermedad tropical de San Joaquín, tanto en el Beni como en Cochabamba y ahora en La Paz, cobró la vida de seres inocentes, enfermeras y médicos, nacionales y extranjeros, todos ellos deben considerarse HÉROES DE LA MEDICINA BOLIVIANA.  La Dra. Mirna Salinas, el Dr. Donato Aguilar, el Dr. Orlando Canedo, el Dr. José Luis Pérez, el Dr. Eduardo Saracho, la Dra. Lily Cornejo, los estudiantes universitarios, el norteamericano Dr. Meyer, los del brote de Caranavi tres médicos uno de los cuales aún lucha en terapia intensiva, todos aquellos que trabajaron in situ, investigando, aliviando el sufrimiento de los contagiados, priorizaron su vocación a un eventual contagio mortal.
La historia consigna casos de verdadero sacrificio humanitario, el del cirujano español Joseph Salvani y Lleopard que concluyó su obra muriendo en Cochabamba a inicios de 1809 luego de vacunar a miles de niños contra la Viruela; Benjamín Carrión del Perú que se auto inoculó la verruga mortal; los médicos y enfermeras nombrados y los actuales, reitero, héroes de la epidemia de Caranavi 2019 debieran ser distinguidos por la mejor historia de nobleza humana Vidales, Ortiz etc.
Es importante precisar que la causa de esta grave epidemia tropical, además de las precisadas, la rata Callosus en población murina desbordante por la caza de felinos en depresión poblacional, infestación del virus Machupo a los alimentos por desaseo y malos hábitos alimentarios e higiénicos, inciden otros muchos factores ambientales, sequías e inundaciones además de la responsabilidad política de las autoridades de salud a quienes se les debe atribuir una deficiente planificación nacional de salud, controlando y evitando los brotes y la reactivación de focos recesivos infecto-contagiosos, control de vectores, seguridad alimentaria, educación e higiene.
En cuanto lo ecológico, protección de los bosques, control de los depredadores humanos madereros deforestadores; cocaleros destructores de la floresta, invasores de los parques y reservas naturales; cazadores de felinos, comerciantes de especies silvestres y a la ignorancia y desaseo del pueblo y sus autoridades mediante proyectos de salud muy bien definidos. planificados y ejecutados por el SNS Servicio Nacional de Salud, entidad nacional de jerarquía profesional y autónoma, muy diferente al Servicio Único de Salud, de naturaleza política partidaria que debe ser rechazado.
Sobre estos últimos puntos nadie debate, situación que compromete a la sociedad en la culpabilidad. Ningún boliviano se pronunció ante la construcción de las represas de Jirao - San Antonio en nuestro río fundamental Madera. Y los biocombustibles, los transgénicos, el camino por el Tipnis, la intervención de las áreas protegidas, contaminación por hidrocarburos; ¡megarepresas, glyfosato, Odebrech, OAS, Chaparina, Bakovic!
Gastón Cornejo Bascope
Cochabamba, julio, 2019
BIBIOGRAFÍA
Memorias  del Dr. Eduardo Saracho López (Para la Dra. Lily con toco cariño. Bertha Torres Ortiz  de Saracho 



                                                                                                                                            
Memorias de la Dra. Lily Cornejo Bascope
Informe científico. Archivo  familiar
Informe Sra. Marina Ibáñez de Guzmán

Dr. Jorge Fernández Dorado

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