Gastón Cornejo Bascopé
Ex senador de Bolivia
Cochabamba
agosto de 2017
Senador respetado, amigo
querido.
Grandioso homenaje
merece tu valiente figura, tus valores innatos, tu lucha ardorosa, tu heroica porfía de patria.
Tu barca de nauta aguerrido
llegó a mis orillas en amigable e inesperada instancia de altura, embarcados
juntos a poner orden al directorio corrupto del Parlamento Andino.
Apenas unos gestos,
unas sonrisas de vivencia común bastaron en el largo vuelo a Colombia para identificar
nuestro común idealismo. Se adjuntó Luis Vásquez Villamor para colmar amistad, alegría,
pensamientos patrióticos e inolvidables instantes, alejados del pacto político,
agresivo, excluyente y dogmático, los tres mosqueteros acordamos aproximar
nuestras almas auténticas en compromiso de amor a la tierra de nuestros amores
sensibles.
A pesar de encontrarnos
en bandos contrarios, nos prometimos guardar a ultranza el debido respeto de
gentes. No fue honda la confrontación en la cámara alta a pesar de las órdenes
de odio y combate impartidas; más pronto e inmediato fue el albedrío fecundo,
la amistad, las inquietudes comunes, el amor a Bolivia, nació así sorpresivo el
lazo de afecto que hoy tensa el espíritu.
Eminente tribuno, tu
palabra de sable afilado y tus gestos viriles cual armas temibles denunciaron
la aparición de fuerzas violentas en tu Oriente lejano y querido; paramilitares
civiles armados por una ministra con fines velados.
Te vi senador magistral abrazando al interpelado piloto que
aterrizó en un curiche por carencia de equipos modernos del aeropuerto en Cobija;
tus glaucos ojos y los del capitán Lobos, al par, se llenaron de lágrimas
comulgando el milagroso suceso.
Para mí tu historia es raigambre
de humanismo profundo. Tu entrega a lograr objetivos de pueblo, tu jornada de lucha
esforzada germinó en mi alma la admiración y el respeto a la tuya.
Cuatro años bastaron
para aquilatar tu gesta. Más tarde percibí entristecido la grave ruta de tu
agitado destino. Tu navío enfrentó la tormenta surcando un mar tempestuoso y
sombrío; lampos de luces temibles, truenos patéticos, amenazas malignas,
sórdidos juicios, fuga episódica, proscripción, brasilero refugio, pero ante
ello imposible el renuncio de patria. Te fue preciso dar golpes de timón ante
el posible naufragio en el vórtice del océano agitado, tú, valiente y patriota,
capitán sereno, no menguaste voluntad de enfrentar lo imposible, ni renuncios
ni abatimiento de arrear tus banderas. Varón soberbio y querido, con firmeza
enfrentaste el entorno maligno. Por eso mi aplauso y mi afecto rendidos.
Cuántas fatigas en tu caminar
decidido, cuántas quebradas en tu andar proceloso, cuántas piedras y espinos en
tu rudo sendero.
Ahora, compañero de honor en el Senado, aquel con
quien confrontara respetuosos debates, amigo
de entonces, nuevamente caíste del cielo para entrar al paraíso de la paz y el sosiego.
Dios bendiga a tu entorno de familiares querencias. Dios bendiga tu valentía de
nauta herido para consuelo de los amados que dejas. Dios ordene la paz para tu
alma agitada y premie en los tuyos la ansiedad de boliviano genuino y
patriota. Te envío mi abrazo, te envío
mi beso.
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