jueves, 3 de agosto de 2017

NERUDA

Gastón Cornejo Bascopé
Cochabamba, abril 2017

En el Cine Club asistí el “Lunes de película” a ver el film chileno que tiene el título del poeta a quien conocí en Santiago gracias al dramaturgo Pedro de la Barra, esposo de una familiar, en agosto de 1952.
En ese año justamente, Neruda retornaba de su periplo europeo. Ya había alcanzado la fama de diplomático protector de las víctimas de la guerra civil española, poeta relevante y polémico. Recibido con repudio y temor por los círculos conservadores de su patria, con esperanza y enorme expectativa por el verdadero pueblo de Chile. Me interrogó interesado por la revolución  de abril y del porvenir de Bolivia en justicia y redención social. En ese entonces, yo no conocía su hermosa trayectoria de poeta titular del partido de Emilio Recabarren comprometido con la lucha obrera que iniciaba el ascenso de Salvador Allende, el gran  médico chileno victimado como nuestro Gualberto Villarroel.
Tampoco sabía que llegó a senador apoyando a Gabriel Gonzales Videla, personaje que una vez posesionado arrasó con todos los comunistas y demócratas de su país. El senador Neruda lanzó su catilinaria,  “Yo acuso”, en el congreso, pasó a la clandestinidad y fugó por la cordillera hacia Argentina perseguido por los esbirros del traidor.
De eso trata la película chilena de Pablo Larraín, premiada y calificada como la Mejor Película Extranjera. Si bien, el actor tiene alguna semejanza fisonómica con el poeta, ésta resulta -para quien conoce la grandeza de su epopeya existencial- equivoca y contradictoria. El bardo del Canto General mostrado con torpeza, frecuentando lupanares, bailando desnudo entre meretrices, besado por otro de sexo equivocado, grosero en su parlamento, coprólalo a la chilena, ordinario, alcohólico, vulgarizado al extremo. Delia del Carril, la mejor lograda así como la breve actuación del Judas americano, el autor de la Ley Maldita. El detective que lo persigue deconstruye el mito “jugando un poco con su figura”, aparece con frecuencia petulante a lo largo del film y es la voz relatora que no es posible asumir por el fracaso total del sonido y el discurso incomprensible del acontecer humano tratado. La fotografía imprecisa quiso ofrecer una atmósfera poética de irrealidad sin lograr éxito. En resumen, para mi sentir afectivo admirador de lo clásico, resultó una ofensa al sentimiento, al poeta y  a la poesía.
Es criticable la intencionalidad desmitificante propuesta por la postmodernidad. El film es un mediocre trabajo del género policial, ninguna siembre de grandeza, de mensaje educativo, de relevancia artística. Comparada con El Cartero, se aplazó vergonzosamente.                    
En 1971, Neruda ganó el Premio Nóbel de Literatura. Sus numerosas obras ganaron el mundo. En Machu Pichu generó el más importante homenaje al hombre americano, sus Odas nos aproximan a la esencia de la naturaleza , su canto de prosa poética es sublime, su  trascendencia política y literaria constituye un legado cultural superior. En el Estadio  Nacional expresó a su pueblo: “Ya pasara la tierra de las manos de los saciados a  las manos de los hambrientos. Gracias por el reconocimiento que otros nuevos poetas recibirán también de ustedes. Porque la vida, la lucha, la poesía, continuarán viviendo cuando yo sea un pequeño recuerdo en el luminoso camino de Chile”.       
Decididamente, nuestros films “Boquerón” y “Juana Asurduy de Padilla”, son superiores en calidad artística y en mensaje. 

 MUERE LENTAMENTE
 Pablo Neruda
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,

quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.

Muere lentamente quien evita una pasión
y su remolino de emociones,
justamente éstas que regresan el brillo a los ojos
y restauran los corazones destrozados.

Muere lentamente
quien no gira el volante cuando está
infeliz con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto
para ir atrás de un sueño,
quien no se permite,
ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos.

¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!

¡Hazlo ya!

No te dejes morir lentamente.
Disfruta de la vida a tu velocidad.
No te impidas ser feliz.
¡Haz tuya la felicidad!


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