domingo, 20 de agosto de 2017

ADIOS A COCHABAMBA

EL POETA CHUQUISAQUEÑO SELECTO Y EL IMPUESTO QUE DESENCADENÓ LA GUERRA DEL PACÍFICO
Gastón Cornejo Bascopé
Cochabamba, agosto de 2017.

ADIOS A COCHABAMBA
Adiós, heroica ciudad
Hermosa como ninguna
De egréjios mártires cuna
Que te dieron libertad.

¡Adiós!, te voy à dejar
Con íntima pena amarga
Que ya es mi ausencia muy  larga
De mi familia y mi hogar.

Vuelvo a mi ciudad querida
Bajo cuyo claro cielo
Llena de paz y consuelo
Se deslizará mi vida.

Allí está mi amado padre
Me llama su tierno afecto
Allí duerme el sueño eterno
Mi santa, mi buena madre.
Adiós noble juventud
Prez y gloria de este suelo
Juventud noble, modelo
De heroísmo y de virtud.

Juventud que a una señal
Vuela de la ley al lado
¡Cuánta se ha sacrificado
Por el honor nacional!            

Adiós, hermoso pensil
De luz de encanto y de aromas
Blando nido de palomas
Búcaro de flores mil.

Como prueba del amor
Que me inspiras, tierra hermosa,               
Me llevo en mi amada esposa
De tu vergel una flor.

Que siempre en tu suelo fija
Esté la blanca bandera
De la paz; sea la primera
Cuando la patria se aflija.

Cuando en algún tirano vibre
El rayo de destrucción
En ser guerrero pendón
En ser la enseña del libre.

Y al grito de libertad
Verás que su orgullo doma
Que son los héroes de Aroma
Los hijos de esta ciudad.

Jacobo Ramallo                         
Mayo 15, de 1877.            (respetada la ortografía original)

GASTÓN CORNEJO BASCOPÉ
Versos extractados del periódico El Heraldo. Nº 1, 13 de abril de 1877.
(140 años)
Musicalidad, candor y sentimiento se encuentra en estos versos íntimos del poeta chuquisaqueño que vivió en Cochabamba en esos años previos a la invasión chilena al Litoral boliviano.
1877. aún frescos estaban en Cochabamba los recuerdos del sexenio melgarejista. Otro poeta como él, había muerto sacrificado y de rodillas ante el tirano que disparó su revólver sobre las sienes del bardo que amó la libertad,  Néstor Galindo Argüelles, en la Cantería de Potosí con otros dos jóvenes de la misma talla humana rezó a su madre y a Dios en un gesto último de despedida final.
“Soledad”, Adela Zamudio, se encontraba muy niña aún; pergeñaba sus poemas y cuentos primeros. Más tarde llegará a la vida en Cochabamba otro bardo sublime llamado Manuel Céspedes Anzoleaga, “Man Césped”, el panteísta excelso.  
Jacobo Ramallo continuó con sus sentidos poemas épicos cuando Chile llenó de sangre a la Patria. Honor a la evocación del bardo que soñaba poesías y cantaba a la sacralidad de la vida en tono tierno y cálido.
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En una próxima página de prensa de ese mes, abril de 1877, llegó la patética noticia de un grave movimiento telúrico, un terremoto y tsunami en la costa boliviana  publicada en El Heraldo:                                            
TELEGRAMA OFICIAL Recibido en Tacna hoy 15, a horas 12h 20m pm.
Sr. Subprefecto:
Iquique ha sufrido menos que el 18. En las huaneras se ha perdido mucha gente. Cobija no existe. Antofagasta y Mejillones muy arruinadas. Pisagua e Iquique están muertos. Piden agua. ZAPATA.
Sacudimientos récios que han llenado de pánico a los habitantes, se han sentido también en Corocoro”.
Esta escueta noticia revela el verdadero origen del Impuesto que generó, según Chile, la ruptura de acuerdos diplomáticos que desencadenaron la Guerra del Pacífico. El gobierno boliviano debió atender el sufrimiento y la destrucción sísmica de sus puertos y para ello, recurrió al financiamiento mediante el Impuesto de los 10 centavos.  Ésta y no otra fue la gestión de Bolivia. El gobierno de Chile, en forma inconsulta con su pueblo, había preparado desde más de 40 años su expansión geopolítica al norte; pleno de guano, salitre, azufre, cobre y plata y todo lo que se encontrara contenido pues allá se encontraba codiciada la mina de Chuquicamata y Caracoles, todo el litoral boliviano y peruano que prometían inmensa riqueza; además las cuencas hídricas de los ríos y bofedales que nutrirían el desierto y las ciudades chilenas a construir en la tierra y la costa avasallada. Podrán desviar los ríos, canalizar las aguas de las vertientes y avanzar impunemente en todo el territorio tomando prácticamente Potosí y Oruro. Finalmente, se logrará un tratado de amistad a las buenas o a las malas, mediando las logias de Valparaíso extendidas como brazos de pulpo a las autoridades y principales ciudadanos bolivianos, comenzando por sus propias autoridades políticas y militares: Camacho, Baptista, Campero, La Faye y los personajes liberales encumbrados en el poder nacional. 
Chile ganó su cometido en base al encono, la sangre y la muerte de sus hermanos americanos de Perú y de Bolivia. Bueno fue para el país de la “Razón o la Fuerza” el pretexto de los 10 centavos.
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