YO
SOY EL PRIMER POBLADOR QUE ENTRÓ EN ESTE VALLE
Gastón
Cornejo Bascopé
Presidente
de la Sociedad de Geografía e Historia Cochabamba
Presidente
de la Unión de Poetas y Escritores Cochabamba.
Junio
2016
Hermoso
y sugestivo el título que induce a leer con premura, a hundirse en el libro, a pesar
del cúmulo enorme de datos históricos, y a comentar con inteligencia despierta y
sentimiento afectivo las afirmaciones académicas contenidas.
La
hojeada inicial descubre, cual escondido tesoro, datos genuinos extraídos por el
autor, el Lic. Rolando Ariel Balderrama Román, un profesional destacado, experto
paleógrafo que trabajó el tema en fuentes primarias de incalculable valor
patrimonial. Una segunda mirada acude a la bibliografía donde están consignadas
obras de reconocida calidad en títulos y autores de prestigio.
Adentrándonos en el personaje principal, conoceremos eventos del pretérito
en anales sucesivos: Las declaraciones de los "indios viejos" que
muestran un panorama del asentamiento y posterior migración de los mitimaes a
sus lugares de origen quienes veían a los españoles como liberadores del yugo
incaico. Cómo quedó la distribución poblacional de los naturales y los mitimaes
que se quedaron. Las guerras civiles entre españoles.
La llegada desde
Guatemala de Garci Ruiz de Orellana junto al futuro presidente de la Real
Audiencia de Charcas don Pedro Ramírez de Quiñones, para reforzar las fuerzas
punitivas de La Gasca contra los encomenderos. El asentamiento suyo en Canata.
La compra de la chácara. Las primeras chácaras. El virrey Toledo en Charcas.
Las dos fundaciones. La génesis del desarrollo urbano de la Villa. El desvío
del río Rocha, Los conflictos familiares del primer poblador siendo el más importante el que tuvo con su
yerno Juan de Sanabria y su hija doña María de Sotomayor. La visita del Obispo
de Quito en el valle de Cochabamba. La muerte de Garci Ruiz de Orellana.
Datos
históricos valiosísimos del ancestro histórico del siglo XVI, cuando nacía
nuestra Villa de Cochabamba en Kanata;
el extenso y verde valle habitado
por seres originarios de etnias diversas, cuando se allegaron los primeros
hispanos y sucedió el evento antropológico especial, el encuentro cultural
disímil y la perentoria combinación de afectos, pasiones, genomas; proliferación
germinativa de nuevos seres, la aparición de mestizos de una nueva raza humana,
indoamericanos de características morfológicas remarcables, seres poseedores de
un fuerza espiritual privilegiada. Genotipo de intercambio primario, fenotipo
ambiental de cálida materia, relevantes ambos factores en promesas de laboriosidad,
esencias sentimentales, relación social, indómita rebeldía, sublimado heroísmo,
manifestados desde los años primeros de la gesta histórica y distintos a los
seres de otros territorios.
El
autor define objetivos en su tesis de trabajo: ¿Merece el primer poblador
hispano en el valle, Garci Ruiz de Orellana, ser recuperado en sus valores, patentizado
en la memoria regional y nacional? ¿Las características propias del
cochabambino descendiente portador de la combinación de sangre, ofrece virtudes
evolutivas? ¿Los genes dominantes provienen de ese español avecindado en
Kanata? ¿Se trata de un héroe? ¿Qué valores trajo en su interioridad anímica y
en sus raíces desde la España colonial? ¿Qué motivaciones dieron impulso y
energía a su ansiedad de progreso? En todo el estudio efectuado la obra profundiza
inquietudes.
Así
descubre los rasgos humanos del primer poblador del valle nuestro. Adelanta que
no fue un conquistador cargado de violencia guerrera, un avasallador de tierras
y explotador de indígenas; aunque la Inquisición - traída por Toledo, el Visorrey
de Oropesa – dio vigencia política administrativa a la explotación y al
genocidio, y, originalmente, se decidió negarles la propiedad del alma humana.
Más bien, revela que Garci Ruiz era un ser sencillo, con las virtudes y los defectos
propios de su siglo, bien relacionado con los naturales a quienes guardó consideración
y respeto en la intimidad de la obligada convivencia.
Y
siempre, abierto el telón de fondo, el choque de culturas polarizadas en su
trascendencia antropológica. El hispano que se adapta al poblador originario,
aprende de él, asume sus costumbres y alimentos, memoriza su lenguaje y ama a las
nativas engendrando hijos, educa a su
guisa hispana y a la usanza de la gente descubierta. Y el natural, a su vez, se
apropia de los rasgos costumbristas del extranjero allegado, injerta su arte en
el barroco de ultramar, cabalga en el corcel que piafa complacencia y ayuda la
jornada en la chácara; mas, empecinado, preserva su lenguaje, la trasmisión
oral de sus historias, pero no mescla sus humores con la hispana allegada.
Ambos, en el marco de una inicial y estable relación, dan lugar a un parto
extraño. Nace el mestizaje en K´hochapampa, con méritos biológicos y
espirituales definidos.
El
tema trascendente implica llegar a conocer el alma y las vivencias de aquellos primeros
pobladores y los criollos descendientes, la intimidad de su relación con los
nativos; profundizar - con herramientas nuevas - el producto mestizo que
trascendió en los tiempos y en la historia hasta los seres de la contemporaneidad.
Remontarnos a ese pasado de incógnitas mediante el relato testimonial de los
cronistas y valiosos documentos para explicarnos con aproximación conceptual a las
respuestas de las grandes interrogantes. ¿Quiénes somos? ¿Por qué actuamos de
tal manera? ¿Dónde nos conduce la biología, la psicología y la espiritualidad sui
géneris de la que somos poseedores? ¿Y la ciencia histórica?
Productiva
y lúdica la Historia. ¡Cuánto gozo aporta al investigador! Cuando por espíritu
de indagación se insiste, o por azar se nos allegan fuentes primarias, al
rasgar con nuestro intelecto el tiempo histórico inquiriendo enigmas; de pronto,
emerge el hallazgo primordial y la emoción contenida desborda abruptamente. Nos
sentimos Rodrigo de Triana gritando ¡Albricias!
He
aquí una carta del Mariscal Sucre a Burdeth O´Connor con la rúbrica de tinta
original. El documento añejo de la venta de la esclava Antonia, de 16 años, a
don Pio. Un proyectil entre los dedos, palpado con amor porque fue encontrado
en el campo de Ayacucho. La misiva de un militar peruano que asegura que la
Bandera del Regimiento Bogotá, en poder del Libertador León Galindo, llegó
victoriosa del Condorcunca a su cumbre, como el primer lábaro de la libertad
americana. Y en la República, descubrir en el Heraldo de 1878 o en la Razón de
1930, el verdadero escudo municipal de Cochabamba, estético y bello, pintada la
silueta del Tunari por Adela Zamudio, cuando ejercía su arte de plástica
educativa. Observar en una imagen que la
abuela paterna portó pollera y trenzas indígenas y que el tatarabuelo materno
fue un religioso español en Arani y arzobispo en Guatemala; El diario de guerra
del Suboficial Alberto Cornejo Solis en el tráfago del Chaco, sufriendo
combatiente, con el temor a caer prisionero o persiguiendo enemigos sin rostro.
Sentir que la sangre hispano-americana corre a borbotones por la intimidad de nuestra
materia humana, desde el nacimiento hasta la muerte. Cuánta alegría constituir esa
mezcla respetable de persona, humilde y ríspida a la vez, mestizo en
K´hochapampa, la cuna de nuestras sublimadas existencias.
El
autor de la magna obra, persigue la línea maestra de nuestros pensamientos.
Cochabamba la heroica de siempre… ¿Partió con los genes del primer poblador del
valle? ¿Y en todos los tiempos subsecuentes, el mosaico genético dominante
derivó del padre de los cochabambinos, don Garci Ruiz de Orellana? ¿De dónde la
valiente rebeldía? Pienso en el calidoscopio del relevante heroísmo de Alejo
Calatayud, Esteban Arze, las Heroínas, Mariano Antezana, Ignacio Ferrufino,
Manuel Eras y Gandarillas, Pedro Blanco, Aniceto Padilla, Nataniel Aguirre,
Néstor Galindo, Gualberto Villarroel, Roberto Hinojosa, y multiplicados héroes
oriundos del corazón de Bolivia, gritaron su valor humano antes de exhalar la
vida. Cochabamba indígena e hispana, cuna de la poesía y el combate ideológico:
Adela Zamudio, Man Césped, Jesús Lara, los
Urquidl, los Arze, los Guzmán, los Unzaga, los Cuadros Quiroga, relevantes, exuberantes
en la turquesa del valle.
El
alma de los descendientes de los seres primigenios descubiertos en los
repositorios históricos, vibra hoy en pos de la ansiada libertad, la
reivindicación de los derechos humanos, la dignidad; siempre presta está a
romper la cadena de la esclavitud, el autoritarismo, el despotismo y la
segregación.
¿Quién
soy? ¿De dónde vengo? Las grandes interrogantes de la vida se presentan
universalmente, por ello asocio la obra de Ariel Balderrama con la de un
humanista de jerarquía espiritual, don Mario Rodríguez Cobos. SILO, quien nos
revela las respuestas, a su manera.
“No
dejes pasar tu vida sin preguntarte ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? No dejes
pasar un día sin responderte quién eres y hacia dónde vas. ¡No imagines que
estás sólo en tu pueblo, en tu ciudad, en la tierra, en los infinitos mundos;
No imagines que estás encadenado a este tiempo y a este espacio. No imagines
que en tu muerte se eterniza la soledad! Filosofía necesariamente asociada al
inquirir histórico.
Pues,
en las densas páginas de la obra del insigne historiador está la respuesta a
nuestros cuestionamientos socráticos, asociados a la historia regional. ¿Quién
soy? ¿De dónde vengo? El descubrimiento, gracias al esforzado paleógrafo
especialista que como Silo nos da la respuesta, a su manera.
Sumerjámonos
con acuciosidad y generosidad en su libro, en él encontraremos la motivación
para glosar nuestros orígenes de sangre, nobleza obliga enaltecer la indígena
que nos enorgullece, pero también la hispana que injertó la sublimación del
honor, la laboriosidad y la espiritualidad; conjunto de méritos que caracterizan
a los cochabambinos.
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