lunes, 9 de mayo de 2016

EL POETA Y EL IMPUESTO

ADIÓS A COCHABAMBA 
              Jacobo Ramallo                  
Mayo 15, de 1877.

Adiós, heroica ciudad
Hermosa como ninguna
De egréjios mártires cuna
Que te dieron libertad.

¡Adiós!, te voy à dejar
Con íntima pena amarga
Que ya es mi ausencia muy  larga
De mi familia y mi hogar.

Vuelvo a mi ciudad querida
Bajo cuyo claro cielo
Llena de paz y consuelo
Se deslizará mi vida.

Allí está mi amado padre
Me llama su tierno afecto
Allí duerme el sueño eterno
Mi santa, mi buena madre.

Adiós noble juventud
Prez y gloria de este suelo
Juventud noble, modelo
De heroísmo y de virtud.

Juventud que a una señal
Vuela de la ley al lado
¡Cuánta se ha sacrificado
Por el honor nacional!            


Adiós, hermoso pensil
De luz de encanto y de aromas
Blando nido de palomas
Búcaro de flores mil.


Como prueba del amor
Que me inspiras, tierra hermosa,               
Me llevo en mi amada esposa
De tu vergel una flor.
Que siempre en tu suelo fija
Esté la blanca bandera
De la paz; sea la primera
Cuando la patria se aflija

Cuando algún tirano vibre
El rayo de destrucción
En ser guerrero pendón
En ser la enseña del libre.

Y al grito de libertad
Verás que su orgullo doma
Que son los héroes de Aroma
Los hijos de esta ciudad.


Versos extractados del periódico El Heraldo. Nº 1, 13 de abril de 1877.
Musicalidad y sentimiento personal se encuentra en estos versos íntimos del poeta chuquisaqueño que vivió en Cochabamba en esos años previos a la invasión chilena aal Litoral boliviano.
1877. aún frescos están en Cochabamba los recuerdos del sexenio melgarejista. Otro poeta como él había muerto sacrificado de rodillas ante el tirano que disparó su revólver,  Néstor Galindo Argüelles,  que en la Cantería con otros dos jóvenes de la misma talla humana reza a su madre y a Dios en un gesto último de despedida. “Soledad”, Adela Zamudio muy niña aún, su contemporánea, pergeña sus poemas y cuentos primeros. Más tarde llegará a la vida otro bardo sublime: Manuel Céspedes, Man Césped, el panteísta excelso.  
Jacobo Ramallo continúa  con sus sentidos poemas épicos cuando Chile llena de sangre la Patria. Honor a la evocación del bardo que sueña poesías y canta a la sacralidad de la vida.
…………………………………………………………………………………………
En la próxima página de ese mes, abril de 1877, llega la patética noticia publicada  en El Heraldo                                                                                           
TELEGRAMA OFICIAL Recibido en Tacna hoy 15, a horas 12h 20m pm.
Sr. Subprefecto. Iquique ha sufrido menos que el 18. En las huaneras se ha perdido mucha gente. Cobija no existe. Antofagasta y Mejillones muy arruinadas. Pisagua e Iquique muertos. Piden agua. ZAPATA.
Sacudimientos récios que han llenado de pánico a los habitantes, se han sentido también en Corocoro”
Esta escueta noticia revela el verdadero origen del Impuesto que generó, según Chile, la ruptura de acuerdos diplomáticos que desencadenaron la Guerra del Pacífico. El gobierno boliviano debió atender el sufrimiento y la destrucción sísmica de sus puertos, y para ello recurrió al financiamiento mediante el Impuesto de los 10 centavos.  Ésta y no otra fue la gestión de Bolivia. El gobierno de Chile, en forma inconsulta con su pueblo, había preparado la expansión geopolítica al norte pleno de huano, salitre, cobre, plata; la mina fue Chuquicamata y Caracores, todo el litoral boliviano y peruano que prometían inmensa riqueza.
Logró su cometido en base al encono, la sangre y la muerte de sus hermanos americanos de Perú y Bolivia. Bueno fue el pretexto.

Gastón Cornejo B
Cochabamba Mayo 2016.

No hay comentarios:

Publicar un comentario