Gastón Cornejo Bascope
Envió un pequeño pero precioso relato de un cochabambio del siglo antepasado el Cancelario Luis Felipe Guzmán quien elata una anécdota histórica sobre la batalla de Amiraya y Sipe Sipe cuando llevaron a la Vigen de las Mercedes para combatir al terrible Goyeneche cuando perseguía a los patriotas derrotados en Guaqui. La hirieron y es la Patriota que se guarda en la Catedral.
Ahí habla Guzmán del decreto de Goyeneche sobre el levantamiento de los insulgentes los pérfidos y los malvados patricios, constituyendo en su lugar con sacrílega osadía los vítores al 24 y 25 de mayo en que acaeció el desgraciado perjurio y rebeldía en Chuquisaca para de ese modo canonizar su depravada conducta"
RELACIÓN HISTÓRICA VERÍDICA
Luis Felipe Guzmán.
ANTOLOGIA BOLIVIANA 1915,
Editores Fermín Rejas é hijo.
La Aurora. Calle Perú entre España y Baptista.
Nació en Cochabamba el 15 de mayo de 1839. Interroga a los paisanos más viejos acerca de la construcción de nuestras catedral, ó de la gloriosísima derrota de Nuestra Señora de las Mercedes, ó de los cañones de estaño de nuestros belicosos abuelos; recoge estas y otras noticias que borbollan copiosamente entre polvos de rapé, por la boca desdentada de aquellos narradores y luego los lleva en estilo llano, sin la compostura y adornos del arte á las columnas del Diario para solazar a sus numerosos y entusiastas lectores. Ricardo Palma escribe apara el mundo, como los buenos romanceros, vestido de punta en blanco. Guzmán trabaja para Cochabamba y lo hace ingeniosamente aunque en un traje que no es de ceremonia. (Prólogo de Arturo Oblitas)
Antología boliviana 1915
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INTRODUCCIÓN.
Por la que después de algunos incidentes de ocasión, se sabrá cómo las fuerzas patrióticas de Cochabamba intentaron cerrar el paso a las huestes de Goyeneche llevaron á su cabeza á la Virgen de las Mercedes, la cual sufrió con aquellas ocasión la común derrota.
De resultas del famosos golpe dado a las autoridades realistas por los revolucionarios del 14 de septiembre de 1810, desapareció sin dejar rastro y como por ensalmo, la bandera Régia que se depositaba en la casa Consistorial de la Villa.- Hacíase allí tal depósito, después de su anual exposición pública el día del natalicio del monarca reinante; ó pasada la jura que se mandaba verificar delante de ella, cuando renovado su regio personal por algún fúnebre evento, era del caso exhibirla al bueno y sumiso pueblo, al cuerpo de empleados civiles y militares y a la guarnición de la plaza rindiendo pleito homenaje al nuevo rey.
Igual desaparición de los distintos símbolos y complicados escudos monárquicos pudo observarse en el frontispicio de las casas de puerta y cadena, pertenecientes a algunos peninsulares de origen; escudos y símbolos que, modelados en madera o estuco, se ostentaban en ellos antes de ese día.
Los salones de los mismos estimables caballeros que según la locución anticuada, admitida por entonces, se denominaba cuadras, quedaron entonces viudos de la s bizarras imágenes, cerradas en esculpidos marcos de madera dorada de los Felipes, Carlos y Fernandos que llenaron la América con sus nombres dinásticos (no pocas veces ilustres á la verdad) para buscar prudente refugio en algún oscuro escondite. Era del caso evitare las rencorosas observaciones que á su vista pudieran percibirse los buscadores de armas y pertrechos, artículos premiosamente exigidos por las circunstancias y que suponían ocultos en las manos de las familias realistas.
La conminatoria de su inmediata entrega á las comisiones que debían registrar los domicilios de los sospechosos promulgada por bando marcial el día 15 de septiembre, hacía temblar las carnes y quijadas de los que se consideraban aludidos y que ya sabían lo que eso significaba.
En cuanto a la opinión pública predominante entonces, como en todos los tiempos, ella siguió los rumbos trazados por el éxito. Por tanto, una vez en baja la monarquía el partido mayor correspondió á la patria, quedando proscritas las declaraciones que poco antes corrían en todos los labios contra la irrupción napoleónica á España y las consiguientes protestas de adhesión a favor del inmaculado rey Fernando 7º, preso en Valenciene. Ya no se reconocía otro imperio ni otro dominio que el de los hombres esforzados del 14 de septiembre cuya fama ofuscaba, por el momento, la luz del día.
Si la causa real había perdido su bandera en la casa del Ayuntamiento, los patricios cochabambinos no adoptaron ninguna conocida. Sin ella se habían lanzado a Aroma.
Pero cuando fue necesario afrontarse a los vencedores de Huaqui y Jesús de Machaca que se venían encima, era preciso adoptar un emblema, una enseña augusta, que fortaleciendo el valor de los guerreros, les sirviese de centro de unión para no desconcertarse y debilitar sus filas.
La piedad general y las pasadas tradiciones la señalaron inmediatamente. Era la Virgen de las Mercedes, la hermosa y bien amada imagen que veneramos ahora mismo en nuestra catedral y a quien nuestros mayores consagraron desde lejanos luctuosos tiempos su particular devoción y confianza; guía propicia como había sido en 1772 de los defensores de la ciudad á cuya cabeza, figuró el día de la jornada.
Sobre ese antecedente de carácter íntimo para nosotros, se han conocido otros muchos en los pueblos creyentes de la historia. Los señores de la antigua Helvecia, acostumbraban llevar como estandarte glorioso delante de sus combatientes á sus más respetadas efigies para conseguir la victoria, así como los americanos de Illinois las suyas para afrontarse contra los Showanes que invadían las suyas.
Colocáronle pues en unas andas y quedó acordado que la Virgen de las Mercedes, ocuparía el centro de nuestras filas, cuando ocurriera el supremo caso de la resistencia ó el ataque.
Y el caso previsto llegó pronto para los nuestros.
Comprendiendo Goyeneche que después de Huaqui, mientras más días pasaran, mayores elementos bélicos se reunirían en Cochabamba en contra suya, no tardó en avanzar inesperadamente su vanguardia como la lengua de una enorme serpiente por las cumbres de Tres Cruces para recoger en sus bajas faldas sus formidables anillos. Se le había advertido que las gargantas de Tapacarí y Arque, así como las de Putina, estaban guardadas por los patriotas y por eso tomó el camino indicado.
Lo que por allí pasó lo sabe Dios y lo conoce perfectamente la historia.
Los esfuerzos de nuestros bravos fueron inútiles, desde el primer paso de retroceso que se vieron obligados a dar en Sipe Sipe, hasta la postrera y encarnizada resistencia opuesta por ellos en Amiraya.
Pronunciada la derrota un grupo de infantes se apoderó de las andas de la Virgen, emprendiendo con ella prudente retirada, que bien pudo llamarse fuga pues en la persecución que comenzaba la contraria caballería podía la Virgen quedar prisionera.
¿Prisionera la Virgen de las Mercedes, la Patriota, la intercesora del pueblo? ¡Imposible!
No había tiempo que perder para salvarla. Uno de aquellos valientes sujetó un caballo que iba descarriado, mientras los demás cortaban por su orden las ligaduras que la sujetaban á las andas. Una vez montado, tomóla en brazos y se lanzó con ella al escape, sufriendo una lluvia de balas que amagaron su grupa.
Llegó jadeante el feliz soldado en horas contadas con su preciosa carga a la puerta del templo done a recibió en medio de clamorosos gritos la multitud de mujeres, ancianos y niños reunidos allí para orar, así como para tener seguro refugio contra las tropas enemigas vencedoras.
Todo se había perdido, pero había salvado herida con más de un balazo, cuya huella se comprueba ahora mismo en su cuerpo de madera esculpida, la querida, la hermosa , la morena, la primitiva imagen de las Mercedes que desde entonces se denomina Patriota.
Sí, patriota, no sin cierto fundamento pues lo dio suficiente desde antes de los hechos recordados, el sentido y la ocasión política en que se dictó en honor suyo el siguiente granulatorio decreto, fechado el 23 de septiembre de 1810 y mandado publicar por el jefe de la revolución. Estaba concebido en estos términos:
Francisco del Rivero…
Por cuanto el día de mañana 24 del que rige, el propio de la aparición de la Virgen de las Mercedes y en que se dá culto a la sagrada imagen siendo patrona jurada del vecindario, en los conflictos en que se vió esta provincia , cuando la rebelión de los indios insurgentes que acometieron a sus habitantes y en regocijo de la victoria que por su intercesión se logró contra ellos….. En ésta virtud y para dar mayor solemnidad á su fiesta, debía mandar y mando; que las noches del día de hoy y mañana, se ilumine todas las puertas y ventanas y concurran todos los vecinos á oír misa y sermón que se dirá en honra suya, para no dar lugar a las penas que el gobierno se verá precisado a imponer a los infractores de estas medidas.-
Francisco del Rivero D.S.O El Escribano de la Real Audiencia E. Ángel Astete.
Respecto al Estandarte Real á que hemos hecho referencia al principiar este relato, expresaremos que él debía aparecer pronto y recobrar el puesto perdido, como lo acredita la siguiente iracunda pragmática del Generalísimo Goyeneche enseñoreado del país, de resultas del acontecimientos que hemos recordado brevemente y expedida el día 20 de agosto de 1811.
Dice así:
“José Manuel Goyeneche y Barreda” (siguen todos sus títulos)
“Por cuanto es justo y debido que para acreditar esta ciudad homenaje y gratitud á nuestro Soberano, se tenía establecido sacar en solemnidad el Real Estandarte los días 14 y 15 del més actual, en memoria y monumento de su feliz advenimiento y reconquista: que esta loable costumbre la hicieron alterar los pérfidos y los malvados patricios, constituyendo en su lugar con sacrílega osadía los vítores al 24 y 25 de mayo en que acaeció el desgraciado perjurio y rebeldía en Chuquisaca para de ese modo canonizar su depravada conducta- por tanto, y en atención á que se ha dignado la Providencia valerse del instrumento de mi persona y ejército de mi cargo, para restaurar el régio dominio de nuestro rey Fernando 7º., que pretendían aquellos usurparlo con engaños y artificios- debía mandar y mando: que en reposición de la citada costumbre, se saque el referido Real Estandarte en los días de mañana y subsiguientes con la misma solemnidad y regocijo que ántes. Y á cuyo heroico acto, espero que concurrirán todos los vecinos decentes á la iglesia Matriz.
-Cuartel general Cochabamba, á 20 de Agosto de 1811-José Manuel Goyeneche.
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Lo que demuestra que la régia enseña, desaparecida de la casa consistorial, cautelosamente recogida como hubo de serlo por algún fiel chapetón de los muchos que ocupaban distinguido rol en nuestra sociedad, debía reaparecer uno u otro día, según soplasen vientos adversos para los patricios y por inversa razón, aires bonancibles para la causa de la metrópoli y de sus defensores…..
El propio fenómeno debió registrarse con los retratos de los Felipes, Carlos y Fernandos, en las cuadras de la época, en tanto que nuevos vendavales políticos y guerreros no los relegasen otra vez a sus escondites, hasta catorce años más tarde, en que debieron quedar definitivamente proscritos de dichas cuadras y de nuestro recuerdo, en una fecha, que es la primera que llevamos grabada en nuestros corazones-el 6 de Agosto de 1925.
Y si sólo los anales heráldicos pudieran conservar a la fecha entre sus curiosidades los viejos blasones del Estandarte de los reyes de España (sin que exista la menos huella del que se exhibía aquí en festival heroico, los días en que se celebraba su respectivo advenimiento y Fausto natalicio)- aquellos de entre los nuestros que tuvieran una alma generosa y que al través de tantos años quisieran reconocer en cambio la augusta enseña que el día 13 de agosto de 1811 acompañó a las fuerzas cochabambinas que intentaron cerrar el paso a los vencedores de Huaqui, podrán contemplar enternecido y consternados en la capilla mayor de nuestro templo catedralicio - Es ella misma! … la hermosa, la querida, la primitiva, la Patriótica imagen de las Mercedes, con el rostro herido desde aquel memorable día. La reconoceréis además, porque guarnecen sus costados dos banderas con los colores de la república!
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