Gastón Cornejo Bascopé
Cochabamba 12 agosto 2016
Imposible no sopar la pluma en
vitriolo por lo observado en la tarde de un día cualquiera en el mes de la
Patria del año 2016.
Caminante distraído por la Galería
norte, la encuentro bloqueada con carteles y letreros de baja estofa; la acompaña
un audio revolucionario de antaño; momentáneamente, pienso nostálgico en el
París del 60, la primavera esperanzadora
de los anarquistas humanistas persiguiendo
el cambio total de la sociedad universal; interrumpo mi evocación al tropezar
con una imagen indigna, el añejo cuadro mural de madera erigido en “Homenaje
del pueblo de Cochabamba a sus queridos hijos muertos gloriosamente en la
Campaña del Chaco en defensa de la Patria” ha sido ofendido con una gruesa pintura de algún troglodita que a soplete
pintó la palabra - MAL - en irreverencia absoluta a los jóvenes héroes que
dejaron sus despojos en el Chaco gracias a la estupidez política de los
gobernantes de entonces; ahora, doblemente vejados en su memoria. Y esto sucede
a los pies de la “Prefectura”, que aun cambiando de nombre, amerita la acusación
por negligencia. Al interior echaron al canasto las fotografías de más de 200
ciudadanos ilustres que gobernaron Cochabamba. Hoy, en el Estado Pluricultural,
la indiferencia a la historia continúa impertérrita. Se descuidó el histórico
mural y tampoco se soluciona la problemática social presente en las propias
puertas.
Me
aproximo al corazón de la plaza principal, a la Columna de la Libertad. En la
cara oeste veo que se priorizó la 2da. Fundación
de la Villa de Oropeza (con “s”, y ocupa 90% de espacio); abajo, en letras
más pequeñas y apretado espacio: 1a
Fundación de la Villa de Oropeza (“s”) llevada a cabo por el “memorable”
Capitán Gerónimo Osorio, (por lo menos así fue calificado el verdadero
fundador). En la cara oeste, están grabados los nombres de los héroes. Registro
la lista incompleta de sus nombres: Eras
y Gandarillas, Luján, Ferrufino, Ascuí, Rojas, Guzmán Quitón, Escudero, Zapata,
Piérola, J. Guzmán, Padilla, Cabrera, Parrilla, Oquendo, Vía. Faltan Arriaga, Quiroga, Lozano, Cano, Laredo, no
está el Gral. Esteban Arze, el verdadero fundador de Bolivia.
Registro
el insulto a la memoria de estos protomártires pues a los pies de la Columna de
los Héroes y en todos los asientos está el escudo del virrey Toledo, el genocida
de la Mita e instaurador de la Inquisición adoptado por la Municipalidad en
ignorancia histórica. Felizmente, está el escudo clásico, aquel modificado que
cambió la silueta del Tunari, pintada por “Adela Zamudio”, por una balanza, sin
las iniciales monedas de oro.
Y
el Concejo Municipal quedó inmutable, reitero, por ignorancia histórica; en
cambio ordenó proteger con 20 policías municipales el frontis de la Alcaldía en
la acera oeste, en cerrada defensa ante el reclamo de numerosos ciudadanos que
elevan groseros epítetos, amenazas y palabrotas de grueso calibre mediante
parlante hechizo, contra el edificio.
Curiosos
y turistas miran y escuchan, con rostro
sombrío, ante la Gobernación y la Alcaldía, nuestro nimio grado educativo.
Alarmado
por lo expuesto, el descuido institucional y la mala educación ciudadana,
pienso en el umbral de tolerancia. La Prefectura y la Alcaldía pecan de
negligencia, aplazados en historia, en administración institucional, en
solución de problemáticas sociales y en prevención de la incultura pública. La
posmodernidad me resulta incomprensible.
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