Gastón
Cornejo Bascopé
Cochabamba,
agosto 2016
Siempre
fui un crítico del carácter cuestionador y opuesto a todo proyecto constructivo
del cochabambino en general que a diferencia del oriental está abierto a toda
propuesta de ideas en favor del bienestar colectivo; sin embargo, aquel refrán “Más sabe el diablo
por viejo que por diablo” me ofrece la oportunidad de asegurar
conocimiento mediante el manifiesto testimonial.
Resulta
que, en el afán de dominar todos los espacios del quehacer político, los
prosélitos del partido oficialista proponen que el pueblo acepte un proyecto de
ley para que las instituciones culturales principales de la nación pasen a
dominio administrativo del Ministerio de Cultura, bajo tuición absoluta del
gobierno.
Se
sabe que en Potosí la propuesta fue rechazada de plano; no conozco el resultado
en Sucre, pero en Cochabamba el plan debe ser rechazado, y en La Paz y Santa
Cruz, por supuesto, donde están presentes y concentrados los mejores bienes históricos
patrimoniales.
En
pocos años de experiencia personal, di un cuarto de conversión respecto al
manejo estatal de las instituciones. La intervención política partidaria se
revela dramática y dañina en todo concepto de ineficiencia, improvisación, incorrección,
daño por ignorancia; finalmente, corrupción detestable. Y esto sucede en todos
los pilares económicos, sociales y culturales de la Patria: salud, educación,
servicios, bienes ambientales, justicia y un largo etc.
Pretender
que la Casa de la Libertad, la Casa de la Moneda, el Archivo Histórico
Nacional, los museos, y todo bien patrimonial sea administrado por agentes
políticos ignaros en cultura … ¡es un atrevimiento!
Pregúntenme
qué pasó con Tiwanaku bajo tuición del Ministerio de Cultura: restauración de
Akapana y protección, tratamiento y traslado de la Puerta del Sol alterados;
adornos con piedras líticas de las fachadas domiciliares de los concejales;
negocio ministerial-municipal del turismo; despido de arqueólogos especialistas
para ser reemplazados por agrónomos, geólogos y periodistas del partido para
restaurar la pirámide; oscuridad en el financiamiento japonés – Unesco para el
Patrimonio de la Humanidad; gravado
inconsulto de 10% a todo proyecto educativo en el vice-ministerio de educación
luego ministerio de cultura. Y en la Cancillería, el extravío de las pinturas
originales de Bolívar y Sucre.
Y
a nivel de gobernaciones y municipalidades, obedientes al dictado de fundar otro
país: ofensa a la Galería de Prefectos en Cochabamba, a la columna de la
Libertad de la plaza principal; descuido en el arte urbano y en la sustracción de
todos los bronces de las estatuas. Tranvía metropolitano, estadio olímpico
“Batán”, reactor de potencia nuclear, camino destructor del Tipnis, y un largo
etc. etc.
Propugné
que los medios de producción sean rescatados por el Estado para lograr de ellos financiamiento, no para
manejarlos al arbitrio. La meritocracia, concursos de méritos y exámenes de
competencia, universales para todos los empleados públicos ante tribunales idóneos,
debe implementarse en forma absoluta. Con la perspectiva de la
descentralización y la autonomía, constitucionalizada desde el Referéndum de
1930, rescatada en la CPE- 2009, la exigencia colectiva debe centrarse en evitar
toda intervención político-partidaria, manejo eficiente, evaluado y controlado
de toda la administración nacional, a cargo de instituciones meritorias,
honestas, responsables, independientes del poder ejecutivo. ¡Sí, me opongo!
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