Gastón
Cornejo Bascopé
Cochabamba,
diciembre 2017
Promulgadas
las normas infames que atacan con furor al cuerpo médico de Bolivia, situación
jamás presentada en la historia nacional, ni en las épocas nefastas de la
intervención universitaria del MNR y militares.
Los
médicos nos encontramos ante una realidad de perplejidad, sentimos rabia y desengaño
doloroso por la ingratitud con que el aparato político del Estado y hasta el
mismo pueblo al que están dirigidas las acciones benéficas de la profesión no
reaccionan.
Las
universidades públicas y privadas, las entidades de la seguridad social y
seguros médicos, el ejército, la policía, la clase media, no e identifica en
favor de la dignidad profesional pisoteada.
No
sólo del médico con sus especialidades, también entrarán en la bolsa de la persecución:
dentistas, enfermeras, ingenieros, administradores, bioquímicos, abogados,
arquitectos, laboratoristas.
Y
la población que sufrirá también los embates de una medicina de pésima calidad;
atendida en sus grandes demandas de salud por pseudo médicos con dos a tres
años de estudio y mala práctica en Cuba como los actuales ministros; o curanderos
que postergarán los diagnósticos oportunos para salvar vidas, ignorantes al
cuidado intensivo de pacientes graves, charlatanes en las urgencias emergencias,
atrevidos manejando equipos de la actual terapéutica científica moderna,
sanadores de fracturas con burdas maniobras.
El
mal ya está hecho. El Servicio Nacional de Salud autónomo, el que debería nacer
mediante la Ley de Salud, jamás verá la luz porque existe interés en decapitarlo
antes del nacimiento. Aprobado el aborto, será sencillo destruir lo poco que
existe actualmente. No permitan que la Salud la maneje ningún partido político.
Siento
un enorme dolor precordial ante la inquina y la bastardía moral de los
contrarios al acto médico. Subsano con el enorme respeto de ver a los
dirigentes del Colegio médico, luchando a brazo partido contra gigantes de la
incuria. Honor a ustedes compañeros, colegas de la dignidad y de la hombría.
Están escribiendo historia.
La
dirigencia ve con esperanza una luz, lograr una sesión con el primer
mandatario, quien, benévolo escuchará sus quejas y racional, solucionará todos
los problemas.
Puede
ser un saludo a la bandera, creo yo. Ojala esté equivocado. El odio a los
intelectuales y sobre todo a los médicos, no tiene límites. Sin embargo también
creo en los milagros. Para evitar mayor desprestigio, es posible que vuelvan a
la racionalidad y sigan el camino de la paz el respeto y la armonía.
Se
debe intentar toda vía pacífica y quizá buscar otra estrategia. Qué les parece,
en lugar de la huelga, al contrario, decidir a nivel nacional, a manera de
prueba y con término temporal, atención
gratuita a full, día y noche, sin clemencia, hasta romper barreras de costo
farmacéutico y lograr la reacción favorable del pueblo en un giro total.
Porqué
no, cirugías gratuitas en las clínicas privadas, clases en los parques,
demostraciones de salud en carpas de sanación. Medicina familiar, visitas, remedios
de muestras, conformación de equipos de salud con otros profesionales,
canciones y danzas en lugar de bloqueos y en vez de rostros tristes deprimidos,
alegría radiante para desconcertar a los imbéciles. Marchas con canciones y
altoparlantes acompañados de pacientes en recuperación, disfraces irritando a
los responsables y carteles en poesía llenos de picardía y sarcasmos. Además
para hacer sostenible el movimiento requieren fondos económicos que se pueden
lograr en esas jornadas.
¿Qué
tal? ¡Podría ser el mejor regalo de Navidad!.
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