lunes, 24 de octubre de 2016

CONGRESO EXTRAORDINARIO DE ESTUDIANTES BOLIVIANOS.

Sucre, 5 de julio de 1945-

A los Excmos señores presidentes de la República y de la H. Convención Nacional. La Paz.

Señores Presidentes:
El Congreso Extraordinario de Estudiantes Bolivianos, realizado en esta ciudad, haciendo eco a las palabras del presidente Truman, en la Sesión de Clausura de la Conferencia de San Francisco, repite “El mundo ha aprendido  nuevamente, que las naciones, como los individuos, deben saber la verdad, si han de ser libres – deben saber y escuchar la verdad: aprender y enseñar la verdad” – y las repite, Excmos señores, porque hasta este momento parece que dichas palabras no hubieran sido comprendidas por los actuales gobernantes bolivianos.
Los universitarios reunidos  en este Congreso piden a los presidentes de los poderes Ejecutivo y Legislativo, que respondan de una vez, - consecuentes con sus actos – si realmente está vigente entre nosotros el imperio de la Ley. Hablar de la Servidumbre que no mancha, de la Ley” cuando la Nación contempla avergonzada y estremecida la actuación fratricida de los gérmenes reverdecidos de las matanzas de Loreto, es mucha comedia u olvido, de complicidad o servidumbre. Y preguntamos concretamente si el Imperio de la Ley está vigente porque  resuenan en el ambiente boliviano, con caracteres de trágica actualidad, las palabras del Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, cuando en su Mensaje de despedida al Congreso de Bolivia decía: “Pues por fortuna la naturaleza me ha excluido de entre esos miserables seres, que la casualidad eleva a la magistratura,  y que entregados a sus ministros, renuncian hasta a la obligación de pensar en los pueblos que dirigen…”
El pueblo boliviano y con él los universitarios del país estamos cansados de los sistemas de espionaje y delación políticos. Inútilmente aprendemos en las aulas la inviolabilidad de las garantías constitucionales, el respeto y el derecho a la vida, “a la vida libre de temor”, cuando esos principios son sangrientamente infringidos en respetables ciudadanos y en catedráticos de la Universidad Boliviana.
Los universitarios del país no alcanzamos a comprender la dualidad de la conducta de los personeros del régimen imperante. No sabemos qué pensar de un régimen que por un lado busca el reconocimiento “con mil juramentos de fidelidad a la Democracia”, que suscribe todos los documentos internacionales adversos a la barbarie parda que oficialmente acaba de ser destruida en Europa y que por otro lado, dentro de las fronteras tortura y martiriza a la ciudadanía independiente y sigue utilizando las dosis nocivas del aceite inventado por Hitler y Mussolini, para sancionar la adhesión a la Democracia.
Vivimos Señores Excmos señores, en tiempos de progreso positivo y en épocas en que merced a las radios y a las comunicaciones internacionales, ya no se pueden ocultar las atrocidades que se cometen de puertas adentro, por más que impere drásticamente la mordaza de la prensa independiente o se esterilicen los recursos fiscales  en núcleos mercenarios de delación y de pesquisas políticas.
Los universitarios del país, no alcanzamos a comprender cómo, mientras exteriormente se procura recalcar la posición democrática del gobierno boliviano, se mantiene como dignatarios de Estado a elementos descalificados.
No concebimos los universitarios de Bolivia, cómo se puede permitir la deliberación de una Asamblea Constituyente, cuya mayoría parlamentaria revela una insolvencia moral tremenda.
Finalmente, queremos recordarles una vez más, las palabras del Padre de la Patria. ¿Podrán decir ustedes si vienen cumpliendo el mandato del Mariscal Sucre? Nunca, como ahora, en nuestra convulsa vida republicana, tienen tanta actualidad esas palabras del Vencedor de Ayacucho, cuando en aquel mismo Mensaje que enviara en su despedida a los legisladores bolivianos, en agosto de 1828, decía:   “ … en medio de los partidos  que se agitaron  quince años, y de la desolación del país, no he hecho gemir a ningún boliviano; ninguna viuda, ningún huérfano solloza por mi causa …” y concluye: “Preferí el imperio de las leyes a ser el tirano o el verdugo que llevara siempre una espada pendiente sobre la cabeza de los ciudadanos”
Saludamos a ustedes atentamente. Javier Torrez Goitia, Secretario General del Congreso.
Héctor Rojas, Gustavo Diescher. Delegados de Cochabamba. Oscar Moscoso, René Miranda. Delegados de Oruro; Alejandro Revilla, Juan Fanola. Delegados de Potosí. Walter H Lizón, José Jiménez. Delegados de La Paz. Libio Pavicic, Julio Garret. Delegados de Santa Cruz. Walter Maldonado, José Cassal. Delegados de Tarija. Eduardo Rosso Valdivia, Luis Hurtado, Delegados de Sucre.

COMENTARIO: GASTON CORNEJO BASCOPE.

Se me ha dado el privilegio de conocer esta bella Carta Universitaria, a 71 años de haber sido escrita y elevada al gobierno de entonces. En ella reconozco a cuatro galenos hermanos en el Juramento del Padre Hipócrates y el mensaje universal del Dios de la Medicina. Esculapio.
El manifiesto tiene contenido heroico y suprema dignidad, trascendencia en su expresión sencilla pero directa en energía intelectual cual golpe contundente a la barbarie de algunos gobernantes que extraviaron su compromiso con el pueblo y que no dieron respuesta a las interrogantes ni a los cuestionamientos de los valerosos estudiantes universitarios.
Dr. Javier Torrez Goitia, entonces universitario y Secretario que pergeñó esta bella argumentación intelectual que tiene el carácter de un puño cerrado al rostro vergonzante, de un misil al corazón del responsable, tiene el historial del mayor valor profesional, la significación de haber sido un gran médico, un selecto ministro de salud, un político comprometido con la Patria, un socialista verdadero, un ser lleno de grandeza humana. Continúa produciendo ciencia jamás escuchada por los gobernantes que ignoran el significado del SERVICIO NACIONAL DE SALUD, la medicina socializada de elevada organización y objetivos altruistas que responden a los derechos constitucionales en salud, institución libre de la corrupción y la  injerencia estatal improvisada. Yo le rindo pleitesía y honor al evocar sus emprendimientos de Quijote Boliviano.
Y con él, también a otros médicos ilustres que honraron mi existencia con su amistad: el insigne, el Dr. Luis Hurtado Gómez, Dr. Julio Garret Ayllón y Dr. José Cassal, Galenos insignes firmantes ambos el Manifiesto de Dignidad transcrito. Y a todos los universitarios que llevan el Alma Mater en la evocación de grandeza,  en la honorabilidad de la Historia de la Medicina y la Bioética; ahora en la conceptualidad del patriotismo y los valores ciudadanos.
                                                                       

Gastón Cornejo Bascopé
Ex Senador de Bolivia
Cochabamba octubre 2016
  

 ++++++++++++++++++++++++++++

No hay comentarios:

Publicar un comentario